IMAGEN: Como mensaje, como objeto mágico y como objeto referencial

 El término imagen parece proceder de cuatro vertientes en cuanto a su origen y significado:

  •   El término Yem, de raíz céltico-báltico, que significa “hacer doble”.
  • Del sustantivo latino Imago-Imaginis, que equivale literalmente a retrato o reproducción.
  • Del griego Eikon (Platón en su obra La República, advierte que eikon es la presentación grafica-sensible de un pensamiento), que puede significar imagen, copia, retrato fiel, ícono.
  • Del verbo latino Videre, que significa ver, y del cual derivan las denominaciones relacionadas con la ciencia de la óptica (video, visual, visor, etc.)

En el contexto de la comunicación audiovisual, se considera a la imagen como un medio de reproducción de los contornos (visuales, auditivos o audiovisuales) de algo que se desea representar, que fue utilizado más tarde por los seres humanos para dar a conocer a los demás su propio pensamiento y conocimiento.
LA IMAGEN COMO MENSAJE:
Mirarse en el agua
Diversos factores influyeron en el proceso de hominización del ser humano. Román Gubern (1934), uno de los más destacados investigadores acerca del tema, marca en su premiado ensayo El simio informatizado la importancia de la imagen en este singular camino. Bajo la teoría de la hipótesis del lago, afirma que el hombre primitivo, al superar su condición de herbívoro, pudo erguirse y, entre otras cosas, mirarse en algún espejo de agua cercano. Al verse reflejado en el lago descubrió a otro al que finalmente reconoció como sí mismo: con el reflejo en el agua, en el cerebro del hombre primitivo por vez primera lo icónico se hizo conceptual, a través de la conciencia de identidad (“este soy yo”), en un gigantesco salto cualitativo de lo sensorial a lo intelectual. Es por eso que Gubern habla del lago como “prototelevisor del alba de la humanidad”.

Pero, para que los seres humanos adquieran esta nueva capacidad psicomotriz, fue necesario el cumplimiento de tres condiciones psicológicas:
  •  La memoria figurativa, que permite recordar y así reconocer las formas y colores de distintos objetos. El entorno, el agua, el propio reflejo.
  • La intencionalidad de fijar algo de modo icónico. En este caso, el contorno de la propia imagen.
  • La clasificación de los elementos de la imagen según categorías, para hacer estable la relación entre una representación y su referente, como condición para el reconocimiento  explicito en la afirmación “este soy yo”.

Estos tres factores han sido determinantes, a partir de ese momento, en la capacidad del ser humano de utilizar sus sentidos y su intelecto para producir, leer y procesar imágenes.
LA IMAGEN COMO OBJETO MAGICO:
La raíz de la palabra I-MAG-O coincide con la de MAG-IA, que significa encanto, hechizo, una cosa que atrae o cautiva.
En un primer momento, la relación que estableció el ser humano con la imagen fue de carácter mágico. Se consideraba que la imagen tenía la capacidad de producir milagros o hechos sobrenaturales. El carácter mágico del arte primitivo plantea una sustitución de la imagen en relación con su referente ausente.
Veamos como ejemplo, una síntesis de un relato de Plinio el Viejo (23-79), escritor, científico y naturalista de los inicios del Imperio Romano.
Se atribuye a la hija de Butades o Dibutades, el alfarero, el haber sido la inventora del dibujo en Corinto. Prendada del amor de un joven, delineó con un carbón la sombra de su rostro, reflajada en la pared por la luz que ingresaba desde un agujero del techo al interior de la caverna.
Sería Dibutades el origen de la voz castellana dibujo.
Pero esta sustitución, por efecto de la representación por medio de la imagen, en muchas culturas, no es sólo simbólica. El africano, el mexicano o el esquimal que se disfrazan con una máscara de leopardo, tigre o lobo, según el caso, no están copiando a estos animales, sino que se transforman en sus compañeros de rito – un animal. La imagen no es entonces un mero sustituto, sino que se vuelve el vehículo de una verdadera metamorfosis.
LA IMAGEN COMO OBJETO REFERENCIAL:
La función básica de la imagen referencial es la de ser sustituto de un sujeto u objeto ausente, ya sea de índole real o imaginaria, al que se le otorga una potencialidad comunicativa. Tiene, entonces, un origen (un sujeto que produce la imagen), un objeto (al cual la imagen representa) y una mirada (un sujeto que “recibe” la imagen).
Desde tiempos más remotos, hallamos, en un primer momento, el importante vínculo de la imagen con la creación de obras religiosas y profanas de autores anónimos y maestros, que servían de culto y admiración a los individuos. Un segundo momento da paso a los elogios y la aprobación social gracias al predominio que la imagen fue tomando por el desarrollo de técnicas modernas, como los dispositivos ópticos que preceden a la máquina fotográfica (por ejemplo la cámara oscura, diseñada para la reproducción de paisajes, obras de arquitectura, etc.); y luego, ya sí, la fotografía, el cine, la televisión, la informática, y más recientemente el sorprendente controvertido mundo de la realidad virtual.

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